miércoles, marzo 30, 2005

UN VIEJO BLUES: UNA NOTA ANTIGUA, PERO VIGENTE

Nueva política, ¿nuevo periodismo?

El periodismo suele ser como las leyes: va casi siempre atrás de los cambios sociales. La prensa argentina no es, obviamente, una excepción. La anomia colectiva que surgió cuando se acallaron los ecos de los cacerolazos que derribaron al gobierno de Fernando de la Rúa, en diciembre de 2002, no encuentra una salida frente a propuestas ajadas de los políticos.
La desesperanza y el escepticismo parecen haberse adueñado de un conjunto humano jaqueado por una crisis social y económica con pocos precedentes.
¿Cuál es el papel que le cabe a los periodistas para contribuir a rescatar la utopía de una Argentina que alguna vez fue un país rico y muchos años después soñó que lo era hasta que despertó a la más cruel de las realidades?
La contribución de la prensa a nuevos modos de construir la política y el poder está hoy en pleno debate: cuánto debe apañarse de la vieja dirigencia –que sigue ganando espacio en las páginas de los diarios— y cómo insertar a los exponentes de la “nueva política” que, antes que nada, representan incógnitas respecto de sus planes y conductas, son dos cuestiones centrales.
No hay, hasta ahora, una discusión seria al respecto. Antes bien, los medios actúan conforme a sus intereses momentáneos. Lo hacen como lo que son: factores de poder que confrontan con otros factores de poder (la política clásica).
Los referentes de la vieja dirigencia –que siguen pugnando hoy por entronizarse en el poder—reciben, habitualmente, cuestionamientos sociales muy fuertes: las encuestas revelan que sus imágenes negativas crecen considerablemente.
Los nuevos, a la vez, no logran despejar el halo de misterio: ¿son verdaderamente distintos o apenas constituyen un maquillaje de lo anterior, de los denostado? Y si no, los gana la desconfianza: ¿cuánto tardarán en degenerar en sus prácticas y convertirse en lo que ellos vinieron a reemplazar?
Parte del problema se resume en la generación de la agenda noticiosa. Los políticos procuran tener a los medios de su lado para evitar que zumben como un molesto moscardón. La gente, a la vez, quiere que éstos sean su propio espejo. Los medios, ¿comprenden dónde están parados?
El debate es serio, profundo. Si la prensa no decide encararlo y cambia sus modos de reflejar la realidad, la protesta social habrá de tomarla como blanco.
Si hay nueva política, necesariamente debe haber nuevo periodismo. Lo deben entender los empresarios del sector y los trabajadores. Un público con necesidades informativas distintas no acepta más que la prensa siga siendo caja de resonancia de las peleas de poder. La quiere definitivamente de su lado. Lo contrario es romper los lazos entre diarios y lectores. O, lo que es lo mismo, escribir un certificado de defunción. Hay tiempo, pero no puede haber ninguna demora.

Julio Perotti. Posted by Hello

En la Universidad de Navarra. Posted by Hello

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Julio

martes, marzo 29, 2005

Julio Perotti

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